El hipotiroidismo es una de las causas más comunes de obesidad en el mundo, y consiste en una disfunción de la glándula tiroides que provoca que se vuelva inactiva hasta el punto que el metabolismo cada vez es más lento y cada vez resulta más difícil perder peso, incluso cuando las personas que lo padecen se someten a una restricción calórica en la dieta y continúan engordando sin parar.
Detectar un funcionamiento anormal de la tiroides es muy sencillo, pues tan sólo basta realizar un análisis de la hormona tiroidea para verificar los valores en sangre, lo cual nos indicará si hay un exceso (hipertiroidismo) o defecto (hipotiroidismo), que es el tema que nos ocupa y el que interfiere en la pérdida de peso, pues el caso contrario, hipotiroidismo, las personas que lo padecen tienen dificultades para engordar y se mantienen en bajo peso de forma permanente, lo cual también puede ocasionar otros problemas de salud.
Aunque el hipotiroidismo requiere control médico para su regulación, su control a través de la dieta también es factible, porque existen determinados alimentos que el paciente debe conocer para evitar agravar el problema, puesto que algunas propiedades nutricionales de los alimentos se caracterizan por interferir en la producción normal de la glándula tiroides, algo que puede resultar contraproducente si la tiroides se encuentra ya alterada.
Estos alimentos son conocidos como bociógenos y se recomienda que lo eviten todas las personas que padezcan hipotiroidismo. Los principales alimentos bociógenos o que más actúan sobre la tiroides son las verduras de hoja verde de la familia de las crudíferas tales como coles, col,brócoli etc.
Hay que tener en cuenta, que las hormonas con las que se trata la carne de producción, también puede influir sobre la glándula tiroides, de manera que se aconseja reducir su consumo o limitarse a las carnes de cultivo ecológico hasta que los niveles hormonales vuelvan a la normalidad.