Cuando se habla de alimentación saludable y se procede a incorporar alimentos en dietas establecidas para el control del peso, siempre hay un referente común y es el pepino. Esta hortaliza pertenece a la misma familia que la calabaza o el melón, es una cucurbitácea, y suele tener una función bastante clara: ser un refuerzo de los efectos laxantes y diuréticos, y generar a su vez una sensación de saciedad.
Su característica principal es que, al contener mucha agua (90-96% de líquido, de ahí su efecto saciante), nos ayuda a suplir esa necesidad de hambre en cualquier hora del día que hace que piquemos lo primero que se nos ponga por delante. El pepino prácticamente no tiene carbohidratos y su aportación calórica es baja. Pero no todo es agua, sino que contiene además una serie de minerales y vitaminas que a continuación se detallan:
- Minerales: Magnesio, Calcio, Potasio, Fósforo y Hierro
- Vitaminas: C, A, E, B2 y B6
¿Es bueno el pepino para todas las personas?
En el mundo de la nutrición y la gastronomía está intensamente asociado a las ensaladas y otros platos tradicionales como el gazpacho, que son de tipo estacional ya que coincide con su temporada tras el cultivo que va de junio a septiembre prácticamente. La recomendación habitual es que esta hortaliza se coma siempre fresca, a ser posible sin quitar la piel ya que ésta contiene fibra y betacaroteno, y estaríamos suprimiendo de entrada algunos de los beneficios del pepino.
No se recomienda en personas que en ese momento padezcan de diarrea o que suelen tener problemas de gases. Al resto de población, el pepino se considera un ingrediente esencial para las dietas de adelgazamiento y para una correcta pauta alimentaria. Por último, decir que es muy bueno para el proceso de drenaje y depuración del riñón, así como para prevenir según que tipo de infecciones.